sábado, 31 de diciembre de 2011


Odio las uvas, por su culpa tengo que empezar el año toda pringosa y con la boca llena como si fuese un Neanderthal.

31 de diciembre, 12 de la noche.
Tiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnn, 
ttttttttiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnn,
tiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn,
tíííííínnnnnnnnnnnnnn,
tínnnnnnnnnnnnnn, 
tínnnnnnnnnnnnnnn, 
tíííínnnnnnnnnnnn, 
tiiiiiiiiiiinnnnnnnn, 
tiiiiiiiiiiinnnnnnn,
tiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnn,
tiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnnnnnn, 
tiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnnnnnn. 
Suena un cuenco tibetano. 
Uvas. Besos. Cava.
Un estruendo nos envuelve y el cielo de Madrid se llena de luces de colores, de Norte a Sur de Este a Oeste..., doy vueltas para observarlos todos, suben y bajan, unos desaparecen y llegan otros nuevos, un montón de formas de colores brillan sobre mi cabeza.

31 de diciembre, 12 de la noche.
El pollo está asándose en el horno, bebo vino, escucho música y bailo en buena compañía, pierdo el sentido del tiempo, de repente un torbellino de mensajes nos devuelven a la realidad, ha comenzado un nuevo día, ha comenzado un nuevo año. Nos besamos y acabamos desnudos sobre la mesa, devorándonos el uno al otro. 
El pollo ya está listo. Sobre la misma mesa lo devoramos a él. 

31 de diciembre, 12 de la noche.
Llevo unos minutos aguantando, tengo que estar con todos en la mesa cuando suenen las campanadas, ya no puedo más, mis intestinos bailan fox-troc, la presentadora hortera de turno anuncia que van a empezar los cuartos, también mis sudores, suena la tercera campanada, desaparezco a  la carrera, todos me miran alucinados y tras un brevísimo momento de desconcierto, siguen comiéndose las uvas a carrillos llenos. Comienzo feliz el año, me siento tan bien como si me hubiese quitado unos incómodos zapatos de tacón de aguja, empiezo el año ligera, ¡ojalá mi mente fuese capaz de expulsar la mierda con la misma facilidad que lo hace mi cuerpo!

31 de diciembre del año 2011.
Escribo en mi blog y reflexiono sobre este año que se va escuchando "Another Sunny Day" de Belle and Sebastian. 


No sé por qué extraña razón me he pasado todo este año pensando que estábamos en el 2012, así que ahora cuando llegue ya estaré muy acostumbrada a él, será como convivir con un viejo amigo.


¡¡¡Obsesionada estoy contigo 2012, como lo estaban los mayas!!!

Atrás queda el año de cuyo número nunca me acordé. Un año muy bueno a nivel personal y muy malo a nivel social y mundial. Se nos ha caído la venda. Vendamos nuestros ojos para no ver lo que  nos hacía daño, lo pintamos de diversión, de cosas que hacer, ¡vamos!, ¡rápido!, ¡no hay que parar!, para no pensar, para no notar el cansancio, para no perderse nada...pero por no perdernos nada resulta que nos lo estábamos perdiendo todo, porque estábamos perdiendo el timón de nuestras vidas y tan entretenidos estábamos que ni siquiera nos dábamos cuenta de en la que nos estaban metiendo.


Dormíamos...despertamos.

Pase lo que pase la vida continúa, y quién sabe lo que el futuro nos deparará. 


Al final como decía Julio Iglesias,
la vida sigue igual.

Antes de despedirme me gustaría daros unos consejitos.
Escuchar esta canción, por favor.


Hay un poema del filósofo árabe del siglo XII Ibn al Arabi, encontrado en las ruinas de una mezquita en la ciudad de Murcia (España) que dice:
Mi corazón acepta todas las creencias
Prado para las gacelas
Y Convento para el monje
Templo para los ídolos
Kabila para el peregrino
Tablas de la Torah y Libro del Corán
Profeso la religión del amor
Doquiera cabalguen sus monturas
Porque el amor es mi única religión y mi fe.
Ibn al Arabi (siglos XII/XIII)

¡¡¡Bonita religión!!!

¡Ojalá todo esto que está pasando sirva para que entre todos empecemos a construir otro mundo mejor!

¡Qué el amor, la alegría y la imaginación iluminen vuestras vidas!

¡¡¡¡¡¡¡FELIZ  2012,

Y FELIZ RESTO DE VUESTRAS VIDAS!!!!!


Besos

1 comentarios:

Javier Divisa dijo...

Feliz año colorista.

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