Mucha gente me pregunta cual es mi secreto, cómo me da tiempo a hacer tantas cosas.
Hoy os lo voy a desvelar......................................................................................................................................
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡No veo la televisión!!!!!!
Cuando era pequeña solo existían dos cadenas la primera y el UHF, así que si no veías la tele eras una especie de friki desconectada del mundo porque todos hablaban de la payasada de turno, te soltaban la frasecita del humorista del 123,
o te cantaban la cancioncita de moda y yo nunca sabía de lo que me estaban hablando, vamos que no me enteraba ni del NODO.
Por eso me siento muy identificada con lo que dice el grupo mexicano Belanova en su canción "Yo nunca vi la televisión"
Yo prefería leer y estudiar.
Prefería escribir y dibujar.
Prefería decorar cajas vacías de almendras garrapiñadas con conchas, arena de la playa y cristales de colores raídos por las olas del mar, cajas que regalaba a mi madre con todo mi amor. Claro que también había algunos programas buenos,
como la bola de cristal, irreverente, culto, atrevido, imaginativo, genial.
En esa época yo ya era una adolescente y tenía un sobrino de unos tres años al que me gustaba tomar el pelo. Recuerdo que cuando estabamos viendo la bola de cristal y salían Los Monsters yo le explicaba que era Lily, él al principio no me creía, me decía que cómo iba a ser yo si estaba allí con él, a lo que yo le contestaba que era grabado, luego me replicaba que si yo no tenía pelo blanco como ella, a lo que yo le contestaba, caracterización chiquitín, caracterización, y más y más y más interrogantes que yo iba aclarándole, y cómo es cierto que el nacimiento de mi cabello es exactamente igual y también el color de mi piel y además, claro, yo era su querida tía, pues el pobre acababa por creérselo y yo me reía, ¡qué brujita era!, ¡y qué bien me lo pasaba con todas esas historietas que me inventaba!.
Yo casi hasta me creía que era Ivonne de Carlo, me parecía tan guapa y tan elegante... además, German me encantaba, me resultaba tan atractivo, era tan tímido, (siempre he sentido debilidad por los chicos tímidos), los tímidos y también los miopes me desarman, me enternecen, me dejan convertida en pura gelatina.
De vez en cuando también veía dibujos animados y algunas películas, sobretodo me gustaban las del cine de Hollywood de los años 40 y 50 y también las de época, con esos vestidos con faldas con miriñaques y grandes escotes, acompañados de guantes largos, collares de perlas, y tiaras, (que yo entonces llamaba coronas); espectaculares palacios con lámparas de cristal; y esos valses llenos de magia que me hacían dar vueltas y más vueltas...
Pues ahora que lo pienso si que había cosillas que no estaban mal en la tele, pero...
no me gustaba porque su protagonismo era excesivo, las familias se reunían en torno a ella en lugar de conversar o hacer otras cosas que mejoraran su relación...
No me gusta porque se ha convertido en un medio para dirigir al ganado y para potenciar la sociedad de consumo.
Ya lo decía mi querida Mafalda.
Más tarde reconozco que como en la canción de Belanova, tuve una época en la que prefería estar anestesiada, así que caí en sus garras, no podía escapar, no es que me pasara todo el tiempo pegada a ella, pero si más del que yo deseaba, no podía evitarlo, era como si se tratara de un romance enfermizo.
Pero como afortunadamente soy mañosa para estas cosas, un día, cuando por fín recobré la razón, cogí el superglú, derramé una gotita sobre mi cuello y apreté un montón de tiempo para que aquello soldase bien, desde entonces soy yo la que manda y la veo cuando me apetece, que últimamente es casi nunca.
Afortunadamente y al contrario que los dr. explosion no tuve que llegar al extremo de romper la televisión.
Os dejo con una de mis series de dibujos favoritas, empalagosa como el merengue.
Hasta la próxima.
Cuidaos, sed buenos e imaginativos.
Besos ciberespaciales.
Besos ciberespeciales.
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